PRESENTACIÓN DEL LIBRO "FRANCISCO MORENO CAPDEVILA, GRABADOR Y PINTOR" EN EL MUNAE-INBA
La presentación del libro "Francisco Moreno Capdevila, grabador y pintor" de Fabiola Villegas Torres en el Museo Nacional de la Estampa se realizó el 30 de Julio de 2014 con la participación de Alejandro Caballero (invitado), Issac Hernández (invitado), Héctor Morales (invitado), Jorge Pérezvega (invitado), Fabiola Villegas Torres (autora del libro) y Santiago Pérez Garci (director del Museo).
No es posible hablar del Maestro Capdevila sin mencionar algo sobre el
arte y su responsabilidad social, sobre todo en nuestros tiempos, en donde el individualismo,
la inmediatez y las directrices trazadas por el mercado podrían ser los puntos
más sobresalientes para determinar una apreciación histórica y crítica sobre el
papel del arte actual, poco comprometido con los aconteceres que le rodean; con
la creación colectiva de intereses comunes; con la prioridad que podría merecer
la producción por la producción misma
al margen de criterios de galerías, bienales, ferias, concursos y autoridades;
con el rigor y la calidad que merece en los procesos de producción y en la
valoración de resultados líneas más elocuentes, entendibles y argumentadas; con
el delicado equilibrio entre las academias de arte y una “realidad” no
definida; con la convergencia de criterios
con disciplinas en las que se apoya o con las que comparte múltiples criterios,
como el Diseño Gráfico, el Diseño Industrial y la Arquitectura por mencionar
algunas; con la enclenque responsabilidad de quienes deciden qué es arte y qué
no y con la falta de preparación (técnica, formal y argumentativa), desarrollo
profesional, vigencia, capacidad crítica, autocrítica y sobre todo, calidad
humana de los artistas.
Con lo anterior resalto, sin
ser renegado, una postura por supuesto crítica ante la situación actual del
arte. No mencionar los caracteres
positivos para equilibrar lo dicho no implica tampoco pretender justificar lo
que de por sí todos sabemos debiera ser el arte: un reflejo fidedigno de las
aspiraciones del hombre, que a través de la belleza, la expresión, la
sensibilidad y las virtudes intelectuales conllevan a un todo elocuente y
responsable.
La responsabilidad como
ejercicio en el arte implica conocimiento, actitud, transformación y exigencia
perpetuas. Implica también como parte de tales referentes, plena conciencia de
lo que son el oficio y la disciplina.
Ante lo dicho, Francisco
Moreno Capdevila en un ejemplo ineludible, es uno de los ejemplos
más significativos del oficio, disciplina y expresión en el Grabado Contemporáneo
Mexicano. Educado bajo el amparo de una escuela en apogeo para el arte
mexicano, y en donde la estampa, consolidada como un instrumento artístico e
ideológico, venía a ser practicada
con plena conciencia y posicionamiento por integrantes del Taller de
Gráfica Popular, de las Escuelas al Aire Libre, ilustradores y pintores que, en
demanda de un aparato más eficiente para la difusión de ideas y con una
identidad estética, reconocían en la gráfica un medio adecuado a tales inquietudes.
Las generaciones de artistas cuya producción se soslaya entre los años cuarenta
y ochenta del siglo XX funcionan como un
puente entre las
obras de la
posrevolución y los
periodos denominados de Ruptura, Posmodernismo y posteriores a la Segunda
Guerra Mundial.
La obra de Capdevila es profunda, prolífica y densa, tanto por sus
cualidades estético-formales, como por su contenido. Avasalladora en recursos
expresivos y prominente por el acontecer humano que reflejan. No en vano se le
reconoce en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad) y en el
gremio de “grabadores elocuentes” como uno de sus mejores profesores y como un
modelo a seguir. Su obra, múltiple en temáticas, técnicas y soluciones
formales, representa el proceso
en desarrollo del artista en búsqueda de mejores perspectivas de expresión. Su
cuidado de la técnica es un ejemplo de que el simple conocimiento de materiales
y procesos no es suficiente para la producción artística: “se debe ir más allá,
se explora, se experimenta…” como él decía en una entrevista. Siendo alumno de
Carlos Alvarado Lang, Capdevila aprende y asimila el conocimiento de la técnica
con la herencia indirecta de la enseñanza de la antigua academia de San Carlos.
Es evidente su inquietud por el conocimiento preciso de los procesos y de cómo
estos, llevados al extremo del dominio, son un excelente medio para la
expresión de la estampa actual.
Capdevila murió en 1995, pero
su obra, como la de Rembrandt, Daumier, Durero, Piranesi, Posada, Méndez y tantos grabadores anónimos que reflejaron con su obra circunstancias propias de su tiempo, sigue
y seguirá vigente porque es universal y porque es muestra de la responsabilidad
social e histórica que compromete al artista con el contexto humano.
Disponer ahora de una
publicación especializada sobre Capdevila no puede ser menos que certera y
elocuente, no solo por el reconocimiento y homenaje hacia su obra y sus
aportaciones, sino por el reconocimiento e importancia que merece una estampa
bien dilucidada y por la aportación y posicionamiento que merece la disciplina
ante las demás artes.
Externo mi más sinceras
felicitaciones a la Dra. Fabiola Villegas Torres por el interés en el Maestro
Capdevila y por el grabado en general (derivado éste de un fino y acertado
gusto estético) y por el esfuerzo que implicó seguramente en ella la naturaleza
de una investigación documental con todas sus implicaciones y desavenencias.
Gracias al Museo Nacional de
la Estampa por refrescar a través de su espacio, a uno de los exponentes más
significativos de la Estampa Mexicana, nutritiva y necesaria presencia para
valorar de manera objetiva los contrastes que conllevan al arte mexicano actual
por caminos de incertidumbre.
MTRO. HÉCTOR RAÚL MORALES MEJÍA
Museo Nacional de la Estampa, Ciudad de México a 30 de Julio de 2014.
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