viernes, 1 de agosto de 2014

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "FRANCISCO MORENO CAPDEVILA, GRABADOR Y PINTOR" EN EL MUNAE-INBA

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "FRANCISCO MORENO CAPDEVILA, GRABADOR Y PINTOR" EN EL MUNAE-INBA
La presentación del libro "Francisco Moreno Capdevila, grabador y pintor" de Fabiola Villegas Torres en el Museo Nacional de la Estampa se realizó el 30 de Julio de 2014 con la participación de Alejandro Caballero (invitado), Issac Hernández (invitado), Héctor Morales (invitado), Jorge Pérezvega (invitado), Fabiola Villegas Torres (autora del libro) y Santiago Pérez Garci (director del Museo).


No es posible hablar del Maestro Capdevila sin mencionar algo sobre el arte y su responsabilidad social, sobre todo en nuestros tiempos, en donde el individualismo, la inmediatez y las directrices trazadas por el mercado podrían ser los puntos más sobresalientes para determinar una apreciación histórica y crítica sobre el papel del arte actual, poco comprometido con los aconteceres que le rodean; con la creación colectiva de intereses comunes; con la prioridad que podría merecer la producción por la producción misma al margen de criterios de galerías, bienales, ferias, concursos y autoridades; con el rigor y la calidad que merece en los procesos de producción y en la valoración de resultados líneas más elocuentes, entendibles y argumentadas; con el delicado equilibrio entre las academias de arte y una “realidad” no definida; con la  convergencia de criterios con disciplinas en las que se apoya o con las que comparte múltiples criterios, como el Diseño Gráfico, el Diseño Industrial y la Arquitectura por mencionar algunas; con la enclenque responsabilidad de quienes deciden qué es arte y qué no y con la falta de preparación (técnica, formal y argumentativa), desarrollo profesional, vigencia, capacidad crítica, autocrítica y sobre todo, calidad humana de los artistas.
     Con lo anterior resalto, sin ser renegado, una postura por supuesto crítica ante la situación actual del arte. No  mencionar los caracteres positivos para equilibrar lo dicho no implica tampoco pretender justificar lo que de por sí todos sabemos debiera ser el arte: un reflejo fidedigno de las aspiraciones del hombre, que a través de la belleza, la expresión, la sensibilidad y las virtudes intelectuales conllevan a un todo elocuente y responsable.
     La responsabilidad como ejercicio en el arte implica conocimiento, actitud, transformación y exigencia perpetuas. Implica también como parte de tales referentes, plena conciencia de lo que son el oficio y la disciplina.
     Ante lo dicho, Francisco Moreno Capdevila en un ejemplo ineludible, es uno de los ejemplos más significativos del oficio, disciplina y expresión en el Grabado Contemporáneo Mexicano. Educado bajo el amparo de una escuela en apogeo para el arte mexicano, y en donde la estampa, consolidada como un instrumento artístico e ideológico, venía a  ser  practicada  con plena conciencia y posicionamiento por integrantes del Taller de Gráfica Popular, de las Escuelas al Aire Libre, ilustradores y pintores que, en demanda de un aparato más eficiente para la difusión de ideas y con una identidad estética, reconocían en la gráfica un medio adecuado a tales inquietudes. Las generaciones de artistas cuya producción se soslaya entre los años cuarenta y ochenta del siglo XX funcionan como un   puente  entre  las   obras  de  la  posrevolución  y  los  periodos  denominados   de Ruptura,  Posmodernismo y posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
     La obra de Capdevila es profunda, prolífica y densa, tanto por sus cualidades estético-formales, como por su contenido. Avasalladora en recursos expresivos y prominente por el acontecer humano que reflejan. No en vano se le reconoce en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad) y en el gremio de “grabadores elocuentes” como uno de sus mejores profesores y como un modelo a seguir. Su obra, múltiple en temáticas, técnicas y soluciones formales,  representa  el  proceso en desarrollo del artista en búsqueda de mejores perspectivas de expresión. Su cuidado de la técnica es un ejemplo de que el simple conocimiento de materiales y procesos no es suficiente para la producción artística: “se debe ir más allá, se explora, se experimenta…” como él decía en una entrevista. Siendo alumno de Carlos Alvarado Lang, Capdevila aprende y asimila el conocimiento de la técnica con la herencia indirecta de la enseñanza de la antigua academia de San Carlos. Es evidente su inquietud por el conocimiento preciso de los procesos y de cómo estos, llevados al extremo del dominio, son un excelente medio para la expresión de la estampa actual.
     Capdevila murió en 1995, pero su obra, como la de Rembrandt, Daumier, Durero, Piranesi, Posada, Méndez y tantos grabadores anónimos que reflejaron con su obra circunstancias propias de su tiempo, sigue y seguirá vigente porque es universal y porque es muestra de la responsabilidad social e histórica que compromete al artista con el contexto humano.
     Disponer ahora de una publicación especializada sobre Capdevila no puede ser menos que certera y elocuente, no solo por el reconocimiento y homenaje hacia su obra y sus aportaciones, sino por el reconocimiento e importancia que merece una estampa bien dilucidada y por la aportación y posicionamiento que merece la disciplina ante las demás artes.
     Externo mi más sinceras felicitaciones a la Dra. Fabiola Villegas Torres por el interés en el Maestro Capdevila y por el grabado en general (derivado éste de un fino y acertado gusto estético) y por el esfuerzo que implicó seguramente en ella la naturaleza de una investigación documental con todas sus implicaciones y desavenencias.
     Gracias al Museo Nacional de la Estampa por refrescar a través de su espacio, a uno de los exponentes más significativos de la Estampa Mexicana, nutritiva y necesaria presencia para valorar de manera objetiva los contrastes que conllevan al arte mexicano actual por caminos de incertidumbre.


MTRO. HÉCTOR RAÚL MORALES MEJÍA
Museo Nacional de la Estampa, Ciudad de México a 30 de Julio de 2014.


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