ENTREVISTA A JAN HENDRIX
El pintor Luis López Loza fue mi tutor cuando el FONCA me otorgó una beca en la modalidad Jóvenes Creadores en 1997. Aprovechando su sugerencia fui a visitar a Jan Hendrix en su Taller de Mixcoac para que viera mi trabajo como grabador. Recientemente, con la inquietud de entrevistarlo lo contacté por teléfono y dijo recordar mi antigua visita, así que fui a verlo a principios de marzo de 2012 en su estudio de la colonia Condesa. La charla fue breve pero concisa. La entrevista tenía como propósito obtener material para la revista Zona D Signos, publicación en la que colaboro con unos colegas de la UNAM; sin embargo, examinando tal experiencia, pretendo utilizar esa información y otra más que recabaré para complementar mi investigación del doctorado en Artes y Diseño. El campo es vasto pues existe un número considerable de artistas, pero sólo me interesan algunos, los que han consolidado su labor profesional como artistas gráficos y los que demuestran en su trabajo una constante solidez conceptual o artística y una inclusión al archivo autoral contemporáneo. No necesariamente deben estar vivos, más bien lo que me preocupa para su inclusión es una coincidencia de caracteres artísticos, conceptuales y formales en su labor productiva, que me será útil para pormenorizar criterios específicos sobre la estampa actual que se practica en México. En tal labor de entrevistas, las circunstancias son impredecibles: crear un espacio de contacto y acercamiento con los artistas, explicarles los motivos y razones de mis intenciones, equilibrar en lo posible sus opiniones y criterios con la manera en que pretendo obtener información y por último, sostener mis propósitos para con la investigación ante la inminente personalidad de algunos de ellos, pues su pensamiento es en algunos casos opuesto al mío, lo cual no modifica mi valoración, admiración o escrutinio de mi parte.
Tentativamente son:
Tentativamente son:
- Luis López Loza
- Francisco Toledo
- José Luis Cuevas
- Adolfo Mexiac
- Jesús Martínez Álvarez
- Alejandro Alvarado Carreño
- Demián Flores Cortés
- Ricardo Morales López
- Francisco Moreno Capdevila (+)
JAN HENDRIX
Héctor Morales
JAN HENDRIX (Holanda, 1949). Artista visual especializado en el área de gráfica, es uno de los exponentes más representativos de la estampa actual en México. Versado en un conocimiento fidedigno sobre materiales y procesos de producción, con una amplia trayectoria internacional y una solvencia constante en la experimentación y en la adecuación de técnicas alternativas y nuevas tecnologías. Radica en México desde 1978 y forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 1993. Su obra se ha exhibido en museos y galerías de Cuba, Irlanda, España, Francia, Hungría, Yugoslavia, Holanda, Turquía, Australia, China, Finlandia y México. Recientemente recibió el premio Orden del Águila Azteca que otorga el gobierno mexicano a extranjeros por los servicios prominentes prestados al país y a la humanidad.
La entrevista fue llevada a cabo en su estudio de la colonia Condesa de la Ciudad de México en un día cuya cotidianidad se disuelve a la luz de los contrastes del inmueble, sus libros, su obra presente en todos los espacios y por supuesto su presencia.
HM
¿Cuál es la situación actual del arte gráfico?
JH
Soy el más escéptico, el más crítico y el más apasionado por la gráfica a la vez. He hecho todo tipo de trabajos con papel y tinta que varían desde piezas muy pequeñas, pasando por libros, series, obras de gran formato, álbumes completos, impresión en vidriado sobre metal, fachadas de edificios… La pasión la llevo dentro.
Sobre la situación de la gráfica actual puedo decir que es muy gremial y todos los que están involucrados en esto son muy fundamentalistas y separatistas, como los vascos. Hay una actitud incomprensible en la que algunos presentan cierto rechazo a involucrarse de lleno al campo vasto de las artes visuales: ensimismados en los procesos que tradicionalmente conocen y manejan, como una especie de rechazo a comprometerse de lleno al campo de las artes visuales. En esto, yo he decidido que no soy un artista gráfico sino un artista visual en toda la extensión de la palabra, y en todo sentido lo aplico a lo que hago, un tanto negar todo el placer de hacer un grabado, en donde no me fijo en las técnicas para lograr lo que yo quiero, y lo que quiero es una imagen, no me importa obtener una buena pieza preocupado por la técnica, sino lo que de ella se obtiene. A veces, para obtener una buena pieza hay que imprimirla mal. Así, lo más difícil de hacer una buena pieza es que esté mal impresa ¿me explico? Así también, en esta postura crítica, lo gremial, lo apartado y el pánico que tiene el artista gráfico frente a otras artes visuales como la pintura es su situación. Y un aspecto importante en esta crítica es la entrada de lo digital, porque ha cambiado totalmente y otra vez a la gráfica (refiriéndose a lo sucedido en el pasado), en el sentido de que puede ampliar su lenguaje porque hay un método nuevo que se puede incorporar. Por un lado tenemos las “herramientas” con las que se hacía gráfica hasta 1796, cuando sucedió la invención de la litografía con Senefelder; la inserción de la serigrafía, que representa la recuperación de una técnica tradicional China muy antigua, y hace como diez años entra la era digital, apreciándose así un contraste comparativo entre el siglo XVIII y el siglo XXI. Por otro lado la invención de la fotografía que pudiera haber sido otro impulso a la gráfica; no lo fue a fin de cuentas porque los fotógrafos se dieron cuenta que implicaba una actitud diferente porque era un medio mucho más democrático, mucho más abierto cada vez que cualquiera podía hacerse de una cámara fotográfica, y hoy día se toman varios millones de fotos por segundo en todo el mundo. Volviendo a lo digital, sucede que hay un momento de consideración y reflexión porque el artista lo puede considerar e incorporar a su “caja de herramientas” si así lo decide.
HM
¿Podría hablarse de una identidad gráfica en México?
JH
Sí. La gráfica en México tiene un carácter político e íntimo que, aunque son contradicciones, es elocuente por cuanto lo íntimo es romántico.
La gráfica en México nace con Posada. Antes de Posada la gráfica en México es importada. Estaba hecha en Francia y en España o hecha en México por españoles y franceses, pero no había una propia. Las últimas aportaciones de los viajeros que llegan a México están por ejemplo en extranjeros como el italiano Claudio Linati, introductor de la litografía. La primer litografía mexicana es un retrato de Benito Juárez hecha por Castro, litógrafo oaxaqueño. Ahí comienza una especie de identidad del grabado mexicano; Posada se manifiesta junto con la caricatura política, y la Revolución mexicana reafirma su carácter con el surgimiento del Taller de Gráfica Popular. Posteriormente, el periodo denominado de “Ruptura”, toma una especie de actitud al revés, que es una gráfica más internacional, mucho más enfocada a la gráfica francesa y americana; muchos se van a París o a Nueva York. El movimiento del 68 es también significativo porque la gráfica se aplica en carteles con motivo del movimiento estudiantil. En los setenta y ochenta hay una caída brusca en el mercado internacional en cuanto a gráfica y por lo mismo en México empiezan a declinar muchos talleres, de los que por cierto quedaron muy pocos. Actualmente la gráfica está en la situación que ya mencioné anteriormente.
HM
¿De los artistas mexicanos o radicados en México hay algunos en particular que sean representativos del arte gráfico actual?
JH
Si, hay varios. Puedo mencionar algunos y seguramente se me van a olvidar muchos, pero el principal es Francisco Toledo, que hace obra gráfica estupenda a nivel internacional, reconocido fuera de México como “el artista”. Por otro lado está Gabriel Orozco, que “coquetea” con la gráfica también. Hay grabadores como Luis López Loza, con una calidad fantástica y Vicente Rojo, que tiene un lenguaje gráfico significativo en donde se fusionan los campos del arte y del diseño gráfico. Mathias Goeritz hizo también gráfica interesante…
HM
Y por supuesto usted ¿no maestro?
JH
No. Yo soy en ese sentido quizá el más apasionado junto con Francisco y López Loza, pero no me considero a la altura.
HM
Esto de no considerarse a la altura ¿es una postura humilde de su parte?
JH
No, es sólo que no quiero hablar de eso. No me interesa.
HM
Maestro, ¿cómo define su obra conceptualmente?
JH
Es un círculo. Arranca con una caminata, la caminata se convierte en una mirada, la mirada se convierte en un dibujo, el dibujo se convierte en otro y en otro y en otro. Y en ese momento empieza la obra misma, empieza a funcionar en cierta escala, y esa escala se define por el uso de la imagen; y se cierra el círculo porque al final hay una obra que remite a la primera mirada. Segundo: es un análisis del paisaje que va de lo más grande a lo minúsculo, y en los últimos treinta años me he acercado a lo más pequeño de este gran paisaje. Es una investigación que se vuelve casi científica. No implica el uso del microscopio pero casi, ya que me voy adentrando cada vez más en la estructura de las plantas y en las plantas mismas.
HM
¿Tiene influencias y de quién?
JH
Tengo muchas influencias. Creo que en este momento son múltiples, no tengo una específica, más bien es el goce de ver un Memling o un Vermeer, o poder ver una carpeta de grabados de Francisco (Toledo), o poder ver una exposición de Max Beckmann. No hay una influencia específica, más bien hay una influencia del material que estoy descubriendo que está más inclinado al campo científico que a las artes visuales.
Mis influencias anteriores eran los “obvios”, como Robert Rauschenberg y Jasper Johns.
HM
En cuanto al proceso técnico ¿cómo se suscita en su obra?
JH
Es muy amplio. He aprendido todo sobre el proceso de manufactura del papel, he aprendido todo sobre el proceso de manufactura de libros, en fin, he ampliado mi campo de acción y es tan diverso que he hecho aguatintas, serigrafías, serigrafía sobre metal con vidriado, vidriado en tibores de Puebla, recortes en aluminio… Todo parte del dibujo pero la aplicación es diversa. Así, mi “caja de herramientas” es muy amplia y mucho es colaboración, lo cual nace del taller de gráfica antiguo, en donde había un dibujante que era el artista, un grabador que labraba las planchas de cobre y un impresor, como en los famosos talleres de plata de Amberes en donde trabajaba Rubens. Hablamos así de colaboración, importante labor y contraria a la del pintor. Por eso es curioso que el artista gráfico que colabora sea el que menos quiere que las cosas cambien (reflexiona en silencio unos segundos). En fin, la colaboración es parte del inicio de mi trabajo y todo lo que hago es colaborativo, trabajo con ayudantes, fábricas, talleres y busco el ambiente ideal para lograr lo que quiero hacer, no conformándome con lo que pueda hacer en mi propio taller.
HM
Y por último maestro ¿qué proyectos tiene en puerta?
JH
Muchos, pero de eso no hablamos porque se van a salar (risas). Los proyectos son de investigaciones, de publicaciones, de arquitectura, de exposiciones, pero todo siguiendo su propio ritmo. Siento mi quehacer y mi práctica como una especie de estación de trenes, en donde todos esperan una salida por una misma vía, como un embudo en donde todo confluye. Trabajo veinte cosas al mismo tiempo, pero he aprendido a llevarlo paso a paso, en donde dispongo de un archivo mental con el que puedo cambiar de un tema a otro y concentrarme de lleno a ese tema por un tiempo. Es como trabajar en diez cuadros o en veinte esculturas o en dos películas o en tres libros simultáneamente (comparando su trabajo con otras disciplinas artísticas). Es como un método que me he implementado y del que he aprendido; y la gran ventaja de la gráfica en esto es su lentitud, y esa lentitud ha invadido todos mis proyectos, me ha dicho: tranquilo, con paciencia, esto tiene que salir. Y a lo mejor tardo tres o cuatro años en sacar algo, por ejemplo los libros hechos a mano son proyectos muy tardados y hay libros en donde nos hemos tardado seis años: con el tipógrafo, con el forjador… Paso por paso, en donde a ver, qué tipo de letra, qué tipo de papel, etc. Son procesos en los cuales la paciencia es importante y el resultado final va a depender mucho del tiempo que le dedicas y dejas madurar.
HM
¿Hay algún consejo para las nuevas generaciones?
JH
Que amplíen su mirada. Que intenten estudiar fuera de México para que amplíen sus conocimientos que posteriormente traigan a su país. El tener una paciencia, una necedad absoluta y una terquedad permanente, y no entregar las armas. Porque no es una profesión fácil, tenemos un abandono de profesión altísimo. Yo creo que hay tres profesiones más complicadas en este mundo: los hombres que trabajan en los campos de petróleo, los bomberos y nosotros, porque hay un riesgo en cada una.
HM
¿Y la inmediatez que impera en los jóvenes?
JH
Es la impaciencia. Hay un mundo además con un mercado en el arte muy impaciente también. Ellos están viendo más bien el mercado y no el desarrollo de su obra que les va a crear un mercado, incluso ellos pueden “dictar” un mercado en determinado momento si les va bien. Pero el peligro es que uno va viendo el éxito que consigue, como Gabriel Orozco, que es un genio y que cayó en el momento y en el lugar perfecto, él estuvo en Nueva York cuando tuvo que estar en Nueva York y tenía que estar en México cuando tuvo que estar en México y en París también. Es un ser muy inteligente para mi gusto. Entonces (regresando al origen del tema), yo creo que está mal que se reflejen en eso, pero entiendo que suceda porque es una actitud completamente humana, pero peligrosa.
HM
¿Algo más que quiera agregar maestro?
JH
Hombre, pues que suerte con todo, ¿qué te puedo decir? Encantado.
HM
Muchas gracias.
Nos despedimos conversando brevemente mientras me conducía a la escalinata que conduce al pie de su estudio, en donde su asistente Sofía Encarnación abría el archivo de fotos con el que pude seleccionar las imágenes para esta entrevista.
8 de junio de 2012.
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